Cuando tenemos el alma del apostolado, que es el espíritu de piedad, todo se clarifica a la luz de Jesús Maestro, todo siente el impulso de un corazón que va en busca de Dios y de almas, todo se santifica, de todo se recogen frutos, y se vive la vida religiosa en medio de una alegría común (UPS I, 22).
Beato Santiago Alberione