La vocación es una gracia especial, y como nace, así vive, se mantiene y fructifica. Nace de una fe más viva, de una esperanza más ferviente, de caridad más ardiente, de piedad sentida. Por eso siempre hay que pedir aumento de fe, de esperanza y de caridad (Pr 5, 147)
Beato Santiago Alberione