Guadalupe, te sentimos tan cerca de nosotras que parece imposible que hoy haga 21 años de tu partida a la Casa del Padre. Nos dejaste sin esperarlo, estabas enferma, te iban a operar, pero nos costó mucho asimilar que ya no te volveríamos a ver. Aún está viva en nuestra retina esa paz que trasmitías, y en nuestro corazón está muy presente esa escucha atenta que tenías, tu forma de orar, tu acogida, en fin dejaste tu huella, una huella que aún perdura entre quienes te conocimos e iniciamos el camino de conocer nuestro carisma y el deseo de seguir a Jesús dentro de la Familia Paulina con nuestra Reina de los Apóstoles, como Madre, consejera y guía. Hace tiempo pusimos en el blog, el libro en el cual había varios testimonios de personas que tuvimos la "suerte", mejor dicho, la ventura de conocerte. Os pongo aquí el enlace para que podáis conocer a esta mujer, sencilla y entregada a su Señor, con una gran fe. Una vida escondida con Cristo en Dios