Examinémonos. Tratemos de penetrar, de conocernos a nosotros mismos: digamos al Señor que nos mande su luz, su gracia, para poder descubrir nuestros defectos cotidianos, las imperfecciones, y poder concebir un verdadero dolor de las venialidades, de las pequeñas ofensas a Dios (Pr 2, 95).
Beato Santiago Alberione