“Ya en esta vida tenemos en nosotros una participación en la Resurrección de Cristo. Si es verdad que Jesús nos resucitará al final de los tiempos, es también verdad que, en cierto sentido, con Él ya hemos resucitado...Y ya estamos resucitados: en efecto, mediante el Bautismo, estamos integrados en la muerte y resurrección de Cristo y participamos en la vida nueva, que es su vida.... Tenemos en nosotros mismos una semilla de resurrección, como anticipo de la resurrección plena que recibiremos en herencia. Por ello también el cuerpo de cada uno de nosotros es resonancia de eternidad, por lo tanto, siempre se debe respetar; y, sobre todo, se ha de respetar y amar la vida de quienes sufren, para que sientan la cercanía del Reino de Dios, de la condición de vida eterna hacia la cual caminamos. Este pensamiento nos da esperanza: estamos en camino hacia la resurrección. Ver a Jesús, encontrar a Jesús: ¡ésta es nuestra alegría! Estaremos todos juntos —no aquí en la plaza, en otro sitio— pero gozosos con Jesús. ¡Éste es nuestro destino!” (Papa Francisco. Audiencia 4-12-2013).
La esperanza has abierto en mi vida:
el sepulcro, muerto no te retuvo
ni el abismo en la muerte te contuvo,
pues que por Ti fue la muerte vencida.
Góceme tu resucitada venida,
la que vivo cada vez que te busco:
y te siento cual Viviente no brusco,
eres en mí manantial en crecida.
Las aguas en el bautismo iniciales
de mi vida fueron en Ti el manantial
que de cuajo arrancó todos mis males.
Y ¡cómo ansío que corran sin parar!:
que se conviertan en grandes caudales
que al mar de tu Vida me puedan lanzar
P. Pedro Jaramillo Rivas.-
Parroquia San Juan de la Cruz – Guatemala -
