El trabajo de Jesús estaba encaminado a un fin altísimo: había venido a salvar a los hombres, y de hecho les salvaba. María y José colaboraban en esta redención. Así el apóstol paulino hace su apostolado sea cuando usa la pluma, sea cuando echa a andar la máquina para imprimir lo antes compuesto (Pr 1, 118).
Beato Santiago Alberione