Es fácil entender que la vida cristiana debe injertarse en Cristo; y bien, Cristo es Verdad, Camino y Vida; por tanto, la mente injertada en la mente de Cristo, la voluntad en la voluntad de Cristo, el corazón en el corazón de Cristo. Así, en el juicio, el hombre será encontrado conforme a la imagen de Cristo (ACV, 31-32).
Beato Santiago Alberione