El espíritu del mundo consiste en inclinarnos a confundir el fin con los medios, es decir inducirnos a buscar la felicidad y la satisfacción aquí abajo, como si hubiéramos sido creados solo para unos años y después todo acabara para nosotros. El todo empieza al término de la vida presente (Pr 2, 7).
Beato Santiago Alberione