Cuando, llegada al término de la vida terrena, María partió de esta tierra, se hizo más solícita y más potente ante el Hijo de Dios. Desde allí, suscita las vocaciones, desde allí las acompaña, desde allí protege todos los apostolados, y hoy de modo particular el tan necesario de las ediciones (Pr 1, 129).
Beato Santiago Alberione