Hemos de llevar bien a cabo cuanto debemos hacer, en todo lo posible a nuestra pobre humanidad. Y Dios estará con nosotros, nos guiará, intervendrá en las obras para gloria suya, en los quehaceres con que se santificará nuestra alma, preparándola al gran tesoro de gloria en el cielo (Pr 5, 32).
Beato Santiago Alberione