¡Oh, quién pudiera comprender el gozo de los bienaventurados, y cómo en el paraíso darán gracias al Señor! Sí, le darán gracias por toda la eternidad, por haberles proporcionado la fuerza de desempeñar en la tierra la misión y los designios que Dios mismo tenía sobre cada uno de ellos (Pr 1, 93).
Beato Santiago Alberione