Las mayores batallas se combaten en la mente. Ahí debe concentrarse el esfuerzo. Es necesario vigilar los pensamientos..., sustituir con pensamientos buenos las pensamientos malos: «Vence al mal a fuerza de bien», por ejemplo, cambiando con lecturas buenas las insustanciales o malas. Si salvas la mente, te salvas tú mismo (ACV,45).
Beato Santiago Alberione