Encontraremos siempre a Jesús en los brazos de María. Como al comienzo de la cristiandad, los primeros enviados a Jesús, es decir los pastores y los magos, le encontraron en los brazos de María, así por su intercesión, podremos nosotros formarnos en Jesucristo (Pr 5, 123).
Beato Santiago Alberione