Hay que pedir que todos se amen. Que haya una solamente, un solo corazón, un solo lenguaje, un solo discurso y una sola manera de obrar. Sí, amarse. El mundo está lleno de discordias. ¿Y por qué? Porque reinan tantos “yo”. Si reinara Dios, Dios sería uno solo, eso es unidad (APD56, 289).
Beato Santiago Alberione