Oh Jesús, vos sois la vid y yo el sarmiento: quiero estar siempre unido a vos para dar muchos frutos de virtud. Vos sois la fuente: efundid siempre más copiosa la gracia para la santificación de mi alma. Vos sois mi cabeza, y yo un miembro vuestro: comunicadme vuestro santo Espíritu con sus siete dones (PR 84).
Beato Santiago Alberione