La oración es de infalible eficacia cuando se trata de gracias espirituales, santificación, paraíso. Ahora bien, es precisamente aquí donde “si piden al Padre en mi nombre, les aseguro que él se lo dará” (Jn 14,13). Quien no se apoya en la oración va camino de la ruina (La passione predominante, 46).
Beato Santiago Alberione