Prepara un hermoso regalo para Dios: una mente pura, un corazón puro, una vida pura, pura. ¡Todo, siempre, sólo para Jesús! Que pensemos y deseemos y hagamos las cosas tan bien que podamos llevarlas todas a Jesús en la comunión, ofrecérselas (APD56, 185).
Beato Santiago Alberione