Abandonémonos así al cuidado del Padre celestial, de nuestro Dios... Hay, a veces, hasta tormentos interiores, dolores, pero... el Padre celestial, queriendo que seamos santos, nos prepara los medios, las oportunidades, las alegrías, los dolores, lo que nos es necesario para alcanzar esa santidad (APD56, 194).
Beato Santiago Alberione