¡Instruirse, instruirse! Hay que aprovechar los retazos de tiempo y poco a poco se va formando un conjunto de instrucción ascética, instrucción moral, instrucción dogmática, instrucción litúrgica, instrucción canónica, o instrucción histórica, etc., que no es despreciable, teniendo en cuenta los minutos y no perdiendo el tiempo en cosas ajenas (APD56, 244).
Beato Santiago Alberione