Señor, me abandono totalmente a vos; y espero, porque sois misericordioso con los hijos que confían en vos. Espero, porque sois omnipotente, y podéis, pues, atender todos mis deseos. Espero, porque nos habéis prometido el paraíso y todos los auxilios para alcanzarlo (PR 311-312).
Beato Santiago Alberione