Te bendigo, Jesús, por haber dado a san Pablo un corazón rebosante de amor a Dios y a la Iglesia, salvando con su celo a tantas personas. Y tú, amigo nuestro, obtenme un vivo deseo de ejercer el apostolado de la comunicación social, de la oración, del ejemplo, de las obras y de la palabra (PR 210).
Beato Santiago Alberione