El gozo es sobrenatural, es el mismo gozo de Dios, el gozo que nace del amor del Padre hacia el Hijo y del amor del Padre y del Hijo hacia el Espíritu Santo. Es la felicidad infinita. Es amor, es la felicidad que reina en el círculo de las Tres santísimas Personas. Y al alma se le permite participar en ella (APD56, 406).
Beato Santiago Alberione