La santificación está hecha de cosas pequeñas, como un trozo de tela, aunque tenga 2.000 metros, siempre está hecho de hilos pequeños. Y la vida, aunque sea larga, se compone de minutos; por eso la santificación de los minutos es lo que importa, es el secreto del éxito de la gran santidad (APD56, 426).
Beato Santiago Alberione