Escúchanos, Escúchanos, María: que todos los hombres acojan al divino Maestro, Camino y Verdad y Vida, siendo dóciles hijos de la Iglesia católica, y que en la tierra entera resuenen tus alabanzas y se te honre como madre, maestra y reina, de modo que todos alcancemos la felicidad eterna (PR 157).
Beato Santiago Alberione