La sagrada Escritura debe leerse en primer lugar con espíritu ferviente… que nos permita penetrar en su sentido y escrutar su significado. Debemos además leerla con mucho amor… La Biblia es la carta de Dios, de nuestro Padre celestial, que nos la ha enviado con su infinito amor de Padre, y por eso debemos leerla con amor de hijos (LS 199).
Beato Santiago Alberione