Ángel de mi Guarda, dadme a conocer cada vez mejor que he sido creado por Dios, sumo y único bien y mi felicidad eterna. Comunicadme la suprema sabiduría de considerarme peregrino en la tierra, ordenar toda mi vida al cielo y buscar siempre ante todo el reino de Dios y su justicia (PR 229).
Beato Santiago Alberione