María, obtenme la gracia de comprender el valor de los hombres rescatados del infierno por Jesús con su preciosísima sangre. Que cada uno de nosotros se entusiasme por la belleza del apostolado cristiano; que el amor de Cristo nos apremie y nos conmueva la indigencia espiritual de la pobre humanidad (PR 160).
Beato Santiago Alberione