María, ¡qué hermoso es dirigirte la primera mirada de la mañana, caminar en tu presencia durante todo el día y descansar bajo tu protección por la noche! Tú tienes sonrisas para los niños inocentes, fuerzas para la juventud que lucha, luz para el adulto que trabaja, consuelo para la vejez que aguarda el cielo (PR 162).
Beato Santiago Alberione