¿Qué diríamos de un libro escrito no por un santo, sino por Dios mismo? Pues que ese libro debería contener la gracia más grande, por ser Dios la gracia misma. Pues bien, la Biblia es el libro de Dios, Él es su autor principal. Esto quiere decir que es el libro más adecuado y útil para la lectura espiritual (LS 226).
Beato Santiago Alberione