El sacerdote y el pueblo, al comienzo de la lectura del Evangelio en la santa Misa, hacen tres signos de cruz: en la frente, en la boca y en el pecho. De este modo se indica que en virtud de la cruz pedimos poder honrar el Evangelio con la mente, el corazón y la boca (LS 312).
Beato Santiago Alberione