No sólo busquemos estar libres del pecado de comisión, sino busquemos especialmente estar libres del pecado de omisión. ¡Cuántas cosas quizás Dios esperaba de nosotros y no las hicimos! ¡Cuánto más santos seríamos ahora y cuánto más bien habríamos hecho por los demás! (FSP31*,139).
Beato Santiago Alberione