Ángel de mi Guarda... en tu intimidad con Dios, obtén para mí la fe viva, la esperanza firme, el deseo ardiente del Paraíso... Transmíteme la sabiduría suprema de considerarme peregrino sobre la tierra, ordenando toda mi vida hacia el cielo y en todo buscando primero el reino de Dios y su justicia (San Paolo, marzo 1953, p. 4).
Beato Santiago Alberione