El pecado es un acto de suprema ingratitud hacia Dios; Dios te dio ojos, ¿y cómo los usaste?... Dios te dio la mente y la voluntad, para que pensaras en él y le sirvieras, ¿y cómo las usaste? ¿Dios te ha dado un corazón para amarlo y hacia quién has dirigido tus afectos? (FSP31*, 233).
Beato Santiago Alberione