[Vivir] la esperanza, es decir, la gracia que Dios infunde en nuestra alma y le da a nuestra alma vida nueva, vida sobrenatural, vida del mismo Jesucristo, vida eterna. Y a medida que uno, día a día, observa la voluntad de Dios, hace la voluntad de Dios, se enriquece (APD63, 50).
Beato Santiago Alberione