Si Dios es bien infinito, es alegría, y nos ha invitado al paraíso, entonces lo deseamos, lo queremos, aquí está la esperanza. Pero como el paraíso es sobrenatural, se necesita la gracia, es decir: esperamos por la bondad de Dios y por los méritos de Jesucristo, que nos ha abierto el paraíso (APD63, 78).
Beato Santiago Alberione