Después de consideraciones sobre la fe... viene la esperanza. Si Dios es bien supremo, felicidad eterna, esperemos que así sea. Desde este valle de lágrimas, desde este destierro, esperamos, confiamos... Y asegurada, con esperanza, está asegurada la felicidad eterna: «Poseerás el paraíso» (APD63, 110).
Beato Santiago Alberione