Hay almas que aman verdaderamente al Señor... otras, en cambio, sólo buscan la aprobación de los hombres y siempre creen que están bien... Quien no busca a Dios con sinceridad no es apóstol. Es necesario amar a Jesús como niños, con sinceridad y franqueza (FSP31*, 166).
Beato Santiago Alberione