Los
Institutos seculares, ponen en evidencia la dimensión secular de la Iglesia, acentuada con
fuerza por el Concilio Vaticano II, y sus miembros tienen que ser testigos cualificados de esa relación de la Iglesia con el mundo.
Secular no es sinónimo de laico, aquí la palabra secular significa estar en el mundo y saberse responsable de él, para configurarlo con el designio divino.
Las personas consagradas en el siglo, están empeñadas en la zona de los valores temporales, no se apartan de las actividades y profesiones, sino que se insertan más profundamente en ellas, con la finalidad de transformarlas de acuerdo con el plan de Dios.
La consagración es un don de Dios cuya finalidad es participar en la misión salvífica de
Los
consagrados en el mundo están llamados a santificar las realidades terrenas. Los miembros de los Institutos
Seculares constituyen una presencia y
acción transformadora desde dentro del mundo y con los medios del mundo para que
se cumpla el plan divino de salvación.