Hoy, una anunciatina mexicana, ha compartido con las anunciatinas del mundo una preciosa tradición de su pueblo, Celaya, y gustosamente ha accedido a compartirla con todos los lectores de este blog. Creo que es muy enriquecedor conocer las distintas celebraciones de los diversos países en donde estamos las anunciatinas.
En el templo de San Francisco, en Celaya, cada año, el día 14 de agosto se venera a la Santísima Virgen en su dormición. Es la víspera de la Asunción. Se coloca la imagen de María dormida, rodeada de manzanas. La manzana es el signo del rescate del pecado original, y a sus pies, dos cajitas llenas de papeletas que contienen lo que llamamos "Herencia espiritual de nuestra Madre Inmaculada".
Después de cada misa del día, nos acercamos a este altar, oramos un momento y se nos ofrece tomar el papelito con la herencia que nos toque. Este momento es muy emotivo, ya que se toma al azar, y causa emoción ver lo que nos deja nuestra amantísima Madre.
Esto que nos toca lo tratamos de cumplir durante todo el año, hasta el nuevo 14 de agosto que renovamos la herencia. Enseguida se nos ofrece una manzana bendita y tocada por la imagen. La recibimos como todo sacramental.
Quien puede colabora con algo, aunque no es obligatorio.
Agradecemos mucho la amabilidad de nuestra Hermana al compartir fotos y tradición, y nos unimos en espíritu a esta celebración.
Hoy la Iglesia celebra la Transfiguración del Señor, una fiesta que para algunos pasa desapercibida. Pero para nosotras que hemos tenido la gracia de que, al coincidir la celebración de nuestro encuentro anual con este día de la Transfiguración, nos ha ayudado a comprender mejor y captar la grandeza de esta fiesta de la Transfiguración del Señor, despertando el deseo en nosotras de decir desde lo más profundo de nuestro ser, con el Himno de laudes: "Transfigúrame Señor, transfigúrame"..., Que iluminadas por tu Luz podamos reflejarla e iluminar esos rincones de nuestra vida que a veces están en penumbra y ayudar a que se iluminen,no solo los nuestros, sino los de cuantos nos rodean, "que todos puedan en la misma nube que a ti te envuelve, despojarse del mal y revestirse de su figura vieja en ti transfigurada. Y a mí con todos ellos, transfigúrame".
