plantada se vio marchita,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.
De tierra estuvo cubierto,
pero no fructificó
del todo hasta que quedó
en un árbol injerto.
Y aunque a los ojos del suelo
se puso después marchita,
ya torna, ya resucita, ya su olor inunda el cielo.
Toda es de flores la fiesta,
plantada se vio marchita,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.
Y mientras su iglesia grita
mendigando algún consuelo,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo
Hoy la cristiandad se quita
sus veladuras de duelo
Ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.
Juan de Salinas (s. XVI-XVII)