lunes, 1 de junio de 2020

Mes a San Pablo - día 1


El culto del apóstol Pablo en la Iglesia fue universal, constante, grandioso. Y sin embargo puede decirse de algún modo que no fue popular respecto al culto de muchos santos. Ello depende del hecho de que san Pablo no es suficientemente conocido, divulgado. A san Pablo se le considera de virtud tan extraordinaria, de ciencia tan sublime, de un celo tan excepcional, que parecería tener que reservarlo sólo a los doctos, a los santos Padres, a los doctores, a los hombres apostólicos. Pero eso es falso, pues de hecho:
   San Pablo es precisamente el Apóstol al que nosotros, descendientes de los gentiles, debemos especialísimo reconocimiento, ya que él es nuestro Apóstol, por haber sido el Apóstol de los gentiles;
   San Pablo es de un corazón tan bueno, suave cual de padre, que san Juan Crisóstomo lo consideró altamente semejante al corazón de nuestro Señor Jesucristo, más aún lo identificó con el corazón del propio Jesucristo;
   San Pablo entró tan vivamente en el espíritu, en el amor, en la doctrina del divino Maestro, que cada día más se le reconoce como el discípulo fidelísimo, el intérprete más acreditado;
–   San Pablo es el apóstol que cada día va siendo más conocido, amado, invocado, a medida que el mundo se hace capaz de comprenderle mejor.

Obsequio: Con humildad recitemos tres veces las palabras de san Pablo: Señor, ¿qué quieres que haga?
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.