San Pablo daba gran importancia al apostolado de la
oración. Y justamente, pues este fue el apostolado de Jesús en su vida privada;
y este es el apostolado de Jesús en su vida eucarística. A los Filipenses
[Pablo] escribía: Sé que sus oraciones me ayudan a salvarme. A los Colosenses
les recomendaba: Perseveren en la oración, recen también juntos por mí, para
que el Señor refuerce mi palabra al predicar el Evangelio. Y no sólo, sino que
explicaba más claramente cuando decía a los Tesalonicenses: Les recomiendo que
recen para que el Evangelio sea predicado en todas partes y sea bien acogido,
como lo fue entre ustedes, y para que seamos liberados de los malos.
San Pablo aprendió con la propia
experiencia cuánto vale la oración para salvar almas. De hecho, había visto a
san Esteban que mientras era apedreado oraba por sus verdugos. – Y con aquellas
oraciones obtuvo especialmente la conversión de nuestro Pablo. San Agustín
dice, en efecto, que no tendríamos a san Pablo si no hubiéramos tenido a san
Esteban. – Todas las veces que necesitaba recibir gracias especiales, san Pablo
oraba: antes del bautismo pasó tres días en ayuno y oración; antes de emprender
sus viajes apostólicos y entregarse a la obra de la conversión de los gentiles,
transcurrió tres años en Arabia haciendo penitencia y orando por sí y por la
conversión de las almas. Tras haber predicado en Éfeso y en Tiro, antes de
dejar a los fieles de esas ciudades, rezó prolongadamente para obtener su
perseverancia. Y esto no lo hacía sólo alguna vez, sino que asegura claramente
a los Tesalonicenses: oramos
continuamente por ustedes para que el Señor se digne daros la fe. Y lo mismo
escribía a los Romanos.
San Pablo nos advierte por qué
personas conviene más ejercer el apostolado de la oración: «Lo primero que
recomiendo es que se tengan súplicas y oraciones y acciones de gracias por la
humanidad entera, por los reyes y todos los que ocupan altos cargos».
Obsequio: Busco una oración a San Pablo para
decir en algún momento del día.
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector
nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.