jueves, 25 de junio de 2020

Mes a San Pablo - día 25

CÓMO REZAR A SAN PABLO - I
Son muchas las oraciones que la Iglesia ha aprobado e incluso indulgenciado en honor del gran apóstol Pablo. Para nosotros, empero, la más adecuada a nuestras necesidades especiales es la coronita de san Pablo. En ella se concentra lo que de modo particular debemos pedir a nuestro protector.

Cinco son las gracias que más ordinariamente hay que pedir como buenos devotos de san Pablo, a saber: la victoria sobre la pasión principal, con la adquisición de la virtud contraria; el espíritu de pobreza, que san Pablo predicó y de la que dio ejemplo constante; la obediencia pronta y gozosa en todo; la castidad según nuestro estado especial; el celo por la salvación de las almas, que puede ejercitarse de varias formas. Y bien, estas son las gracias que se piden precisamente en las cinco breves oraciones de la coronita.

Comentando estas breves oraciones, observamos que en ellas hay siempre tres pensamientos: uno de alabanza a Dios, otro de admiración hacia el Apóstol, y un tercero de súplica para nosotros. La admiración hacia san Pablo es justa y necesaria, pues con ello nos inclinamos ante un sol de ciencia y un héroe de virtud. En cuanto a la súplica por nosotros es fácil comprender cuán útil sea en nuestras míseras condiciones.

Considerando cada uno de los pensamientos expresados en estas oraciones, se ve mejor su belleza y valor. En efecto:
En la primera oración bendecimos al Señor por el milagro obrado al convertir a san Pablo; admiramos al Apóstol por su docilidad a la gracia de Dios, y pedimos convertirnos cada día de nuestro defecto principal.

En la segunda oración bendecimos al Señor por habernos dado en san Pablo un maestro perfecto de la bella virtud; gozosos admiramos al Apóstol por sus enseñanzas, y atraídos por el perfume de sus virtudes le pedimos que nos obtenga la gracia de seguirle.

En la tercera oración alabamos al Señor por haber dado a san Pablo una perfecta obediencia; admiramos al Apóstol como modelo perfecto en esta virtud, y le pedimos que nos haga partícipes en ella.

En la cuarta oración alabamos a Dios por haber enamorado a san Pablo con los bienes del cielo hasta el punto de despegarle de los de la tierra; admiramos al Apóstol por su pobreza de espíritu, y pedimos por su intercesión dicha virtud.

En la quinta oración bendecimos al Señor que dio a san Pablo tanto celo; admiramos sus fatigas apostólicas, y pedimos poder seguirle al menos de lejos.
Obsequio: Recito una oración a San Pablo
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.