Continúamos gozando de los sonetos que el P. Pedro Jaramillo, amablemente comparte con nosotros desde Guatemala. Agradecemos su generosidad al permitirnos publicarlos.
Acabamos de gozarnos en la fiesta del Corpus, del Cuerpo de Jesús, que significa su presencia
permanente entre nosotros como “cuerpo entregado” y “sangre derramada” ¡Cómo gozamos
de esa presencia eucarística! Pero, recordemos que Jesús nos habló también de otra
presencia: el “a mí me lo hicieron” de lo que hacemos con el pobre. La reflexión de este soneto
va por ahí, en estos tiempos en los que necesitamos mirar y hacer por los demás. Nos lo
recuerda el Papa en su mensaje para el “Día de los pobres” del 2020: “tiende tu mano al pobre”
(ver Eclo. 7,32). La antigua sabiduría formuló estas palabras como un código sagrado que
seguir en la vida. Hoy, resuenan con todo su significado para ayudarnos también a nosotros a
poner nuestra mirada en lo esencial y a superar las barreras de la indiferencia. La pobreza
asume continuamente rostros diferentes, rostros que requieren una atención especial en cada
situación particular; en cada una de ellas podemos encontrar a Jesús, el Señor, que nos reveló
estar presente en sus hermanos más débiles (cf. Mt 25,40).
Si compartir Tu pan es una fiesta,
igual es compartir con los hermanos;
que fuiste Tú a quedarte tan cercano
haciendo de las dos tu gran presencia.
Concédenos, Señor, hacer la apuesta
de no negar a nadie nuestra mano,
pues solo dará fruto nuestro grano
si con gozo aceptamos tu propuesta.
Pues Tú mismo bien claro nos expones
que lo hecho a los más necesitados
como a Ti mismo hecho, Tú lo acoges.
Si en cada pobre descubro a un hermano,
y lo muestro a nivel de mis acciones,
los dos Corpus habré vivido aunados.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)