Nos referíamos ayer al “camino”. El que nos toca hacer en el tiempo de pandemia, no es en
solitario. Todos somos caminantes en las mismas dramáticas situaciones. Lo que no
podemos es ser caminantes cada quien por nuestro lado. Llamados estamos a compartir
nuestro morral. El domingo de Pascua, nos recordaba el Papa Francisco: “Este no es tiempo
de indiferencia… Que Jesús resucitado conceda esperanza a todos los pobres, a quienes
viven en las periferias, a los emigrantes y a los sin techo. Que estos hermanos y hermanas
más débiles no se sientan solos. Procuremos que no les falten los bienes de primera
necesidad ni la posibilidad de una adecuada asistencia sanitaria” (Bendición Urbi et Orbi,
12-4-2020). “La perla más preciosa tú habrás dado – cuando puedas tú mismo añicinartede tanto amor de tu morral sacado”.
para este extraño y duro camino,
si quiero compartir con mucho tino
lo que a todos el mal pueda aliviar?
Tan solo cargarás con lo esencial
y todo el corazón lleva contigo,
pensando que está lejos el destino
y que el camino no lo puedes parar.
Con sencilla humildad sé acompañante:
que nadie vacío quede a tu lado,
pues que el morral lleno está de diamantes.
La perla más preciosa tú habrás dado,
cuando puedas tú mismo alucinarte
de tanto amor de tu morral sacado.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)