viernes, 26 de junio de 2020

SONETO: NUESTRAS MANOS

Es un hecho que, de muchas maneras, el tiempo de la pandemia lo está siendo de solidaridad. Mucha gente se está acordando de los pobres. El Papa Francisco: “junto con la obligación de acordarse de los pobres, una indicación preciosa: «cuando le des algo, dáselo de buena gana» (Dt 15, 10)… La caridad requiere, sobre todo, una actitud de alegría interior. Ofrecer misericordia no puede ser un peso o un fastidio del que liberarnos cuanto antes... ‘No desvíes tu mirada de ningún pobre, y Dios no desviará de ti la suya’ (Tb 4, 7-8)… No es la apariencia lo que cuenta, sino la capacidad de detenerse para mirar a la cara de la persona que pide ayuda (Audiencia 9-4-16). Obras de caridad que son el primer paso para avanzar en la convicción de que otro mundo es posible. El Papa Francisco había dicho “la propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios. Y nuestra respuesta de amor tampoco debería entenderse como una mera suma de pequeños gestos personales, dirigidos a algunos necesitados. Eso podría constituir una «caridad a la carta», una serie de acciones tendentes sólo a tranquilizar la propia conciencia. La propuesta es ‘el Reino de Dios’… En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Y es que, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales.”(EG, 180). Para construir “otro mundo que sí tenga alma”.



Manos abiertas que suplican y piden, 
dolidos testigos de unos vacíos 
que no llenarán tus palabreríos, 
pues con obras solidarias se miden. 

Y manos abiertas, dispuestas a dar 
de lo que parece ser como mío; 
cuando en mi mano yo sólo desvío 
lo que Dios para todos quiere donar. 

Manos que piden y dan se entrecruzan 
y, aunque ahora a distancia lo hagan, 
con la unción del amor quedan juntas. 

Y, cruzándose, esa unión la propagan, 
        haciendo que llegue a tantas preguntas 
        pidiendo otro mundo que sí tenga alma. 

P. Pedro Jaramillo 
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)