Nuestros oídos no sirven simplemente para llevar hermosos aretes. Nuestros oídos nos dan la
capacidad de escuchar. Capacidad que muchas veces no aprovechamos. Refiriéndose a este tiempo
de pandemia, decía el Papa Francisco: “En este tiempo, hay mucho silencio. Incluso se puede oír el
silencio. Que este silencio, que es algo nuevo en nuestros hábitos, nos enseñe a escuchar, nos haga
crecer en nuestra capacidad de escucha (Introducción a la Misa en Santa Marta, 21-4-20). Y lo que
pedía a los jóvenes en el Mensaje para la Jornada de Juventud- 2020, vale para todos “No os dejéis
robar la sensibilidad. Que siempre podáis escuchar el gemido de quien sufre; dejaos conmover por
aquellos que lloran y mueren en el mundo actual”. « “No te canses de escuchar ni fatigues, - aunque
por respuesta tú des el silencio, - si tu interior encendido mantienes”.
La pandemia tiempo es de desahogo,
que busca con mucha urgencia la escucha,
pues que es demasiado fuerte la lucha
y la ansiedad hace buscar el apoyo.
Momentos son para no hacerse el sordo,
pues que la recarga interior es mucha,
al desconcierto que con crueldad acucia
tus oídos no los dejes para adorno.
No te canses de escuchar ni fatigues,
aunque por respuesta tú des el silencio,
si tu interior encendido mantienes.
Que en momentos de tan gran desconcierto,
con mucho, es mejor que no te imagines
que sin escucha florece el desierto.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)