El tiempo que vivimos no es sólo cronológico; es tiempo cualitativo que nos pide “discernimiento”. Ha quedado tocado el corazón no como víscera, sino como sede de sentimientos y opciones. “Un corazón nuevo” es preciso trabajarlo durante esta pandemia, con miras “a largo plazo”. Nos recordaba el Papa en la Oración Universal en la Plaza de San Pedro: “Nos llamas a acoger este tiempo de prueba como un tiempo de opción. No es el tiempo de tu juicio, sino el de nuestro juicio: el tiempo de discernir qué es lo que cuenta y qué lo que se esfuma, de separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de re-direccionar el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás” (27-3-2020). “No es momento de arreglar superficies - y dejar el corazón sin tocarlo - por seguir en nuestra eterna molicie”.
Al mundo hay que salvarlo desde dentro,
y a hacerlo todos estamos llamados
en momento también tan alocado
que a todos nos tiene en desconcierto.
Supurando, la herida está en el centro,
pues tan fuerte el corazón ha tocado
y de tal manera se ha visto amargado
que su pálpito lo ha puesto muy lento.
No es momento de arreglar superficies
y dejar el corazón sin tocarlo
por seguir en nuestra eterna molicie
Es preciso el interior trabajarlo,
y que así sea tarea que propicie
de Cristo su corazón trasplantarnos.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)