Unos están llegando ya a la “nueva normalidad”, otros esperando aún. Pero todos pensando en el futuro. Y no habrá “nuevo futuro”, si no cambiamos los cimientos de nuestra vida. Para los seguidores de Jesús, decía el Papa Francisco: “cuando los cimientos no son fuertes, llega la tempestad y no somos capaces de resistir. Muchos dicen: “¡No!, yo cambiaré mi vida” y piensan que cambiar de vida es una operación de maquillaje. Cambiar de vida es cambiar los fundamentos de la vida, es decir, poner la roca que es Jesús. Con las apariencias, la vida cristiana cae… Nosotros no podemos construir nuestra vida sobre cosas pasajeras, sobre las apariencias, sobre hacernos la cuenta de que todo marcha bien. Vayamos a la roca, donde está nuestra salvación. Y ahí todos seremos felices. Todos” (Homilía 5-12-19). “Saca así de
este duro desconcierto - para no más vivir tu vida en vilo - poner en Dios tu firme fundamento”.
Tiempo no es de volver a las andadas,
pues muy hondo la pregunta ha arañado.
Nos habremos torpemente engañado,
si fuerte no hemos sentido la alarma.
Nuestra vida la hemos visto copada,
Con descaro sus cimientos han fallado.
Y sin certeza de estar apoyados,
la hemos sentido del todo jugada.
Duro es que penda la vida de un hilo,
aún más duro es que le falte cimiento
y vivirla de la espada en el filo.
Saca así de este duro desconcierto,
para no más vivir tu vida en vilo,
poner en Dios tu firme fundamento.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)