domingo, 19 de julio de 2020

SONETO: LÍMITE Y HORIZONTE

De nuevo hemos de agradecer a D.  Pedro Jaramillo, que continúe compartiendo estos sonetos, fruto de llevar a la oración la dura realidad que al mundo nos está tocando vivir y especialmente en países en los que está dejando a más personas en una situación muy difícil para sobrellevarla y poder superarla.

En este tiempo de pandemia, nos debatimos entre el límite y el horizonte. El límite lo da nuestra propia condición humana. El horizonte es una salvación cuya realización concreta tiene siempre una dimensión de “misterio”, pero que la lanza a un más allá de la “auto-salvación”. En la Oración en la Plaza de San Pedro, recordaba el Papa Francisco: “el inicio de la fe es sabernos necesitados de salvación. No somos autosuficientes ni solitarios; solos…, nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros necesitaban las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestras vidas. Depositemos en Él nuestros miedos, para que Él los venza. Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no hay naufragio. Porque ahí está la fuerza de Dios: convertir en bueno todo lo que nos sucede, incluso las cosas malas. Él trae la calma a nuestras tempestades, porque con Dios la vida nunca muere” (27-3-20). ”Pues que todo abarcarlo no podemos,- decídete a ensanchar tus horizontes, - que a tu pensar nunca le serán ajenos”.



Bueno te es reflexionar en lo humano
y hacerte consciente de su límite:
que no quiere decir que tú dimites
del horizonte que tienes regalado.

Una cura de humildad nos ha alcanzado
y bien te hará saber que tú la admites.
Si tu soberbia te pide que la evites,
quedará tu interior más bien tocado.

Pues que todo abarcarlo no podemos,
decídete a ensanchar tus horizontes, 
que a tu pensar nunca le serán ajenos.

No temas a los mentales desmontes:
que si a Dios tú lo acoges por entero,
sin agotarse correrá tu Fonte.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)